viernes, 2 de mayo de 2014

Noches de deseo,
noches para olvidar y soñar.




Cojo un tren con dirección a Chamartín, allí me espera un coche que me llevara lejos de Madrid. Desconozco lo que me espera y no tengo miedo. En el fondo sé que a pesar de lo que suceda, nada cambiara quien soy. Una vez en el punto de encuentro, me subo al vehículo y pensativa espero hasta llegar a nuestro destino. Cuando finaliza el viaje, me quedo plasmada del lugar donde estoy, veo belleza pero también mucha pobreza. No es una pobreza que se encuentra en la calle sino una pobreza por falta de autenticidad, la cual se encuentra enmascarada por una delicada hermosura.


1 comentario: