jueves, 29 de enero de 2015

Tú, mama

Me estoy convirtiendo, sin querer, en tu sombra. Opaca y preocupada. Asustadiza y desconfiada. Cada día que amanece me pregunto que haré de comer, que falta por limpiar, como organizare mi tiempo hoy, entre otras tareas que tú solías hacer. Cada vez me fijo más en mis fallos y en tener todo perfecto, tal y como me insistías siempre. Cada vez soy más infeliz, como tú mama. Porque te pasaste la vida preocupada en aparentar que todo marchaba bien y mirando por aquella ventana te preguntabas aburrida ''¿Qué sucederá allí a fuera?'', en vez de salir a la calle para verlo con tus propios ojos. Te olvides de ti, mama. Olvidaste a la niña que soñaba con ser actriz y las ilusiones de tu juventud. Casi no recuerdo, siquiera, cuando fue la última vez que te vi reír, creo que ni te recuerdo feliz. Por ese motivo, solo deseó que algún día cuando vuelva a mirar otra vez esos ojos indecisos su brillo me cuente lo maravillosa que es la vida y que sean los míos quienes te vean reír a través de aquella ventana. Solo pretendo, mi querida madre, que vuelvas a quererte la mitad de lo que yo te quiero a ti, porque mi único sueño es verte sonreír.